El cambio climático está impactando a todo el planeta y los ecosistemas, pero en términos humanos una de las grandes afectadas serán las ciudades. En primer lugar, por las grandes aglomeraciones poblacionales, pero también por la falta de preparación para un clima extremo marcados por olas de calor e inundaciones. Un estudio reciente indica que para el año 2050 podría haber mil seiscientos millones de personas expuestas a temperaturas extremas en novecientas setenta ciudades. Así, además de medidas como la energía verde o las políticas de descarbonización, el foco está puesto en tecnologías e iniciativas que permitan paliar los efectos de unos veranos que, año tras año, baten registros históricos en términos de altas temperaturas.
En ese sentido, Sevilla es una de las ciudades que registra canículas más extremas. Una situación que el cambio climático no hace más que agravar. Por eso están empezando a idear soluciones ante el cambio climático como unas innovadoras marquesinas de autobús refrigerantes y sostenibles.
Todo el que haya esperado un autobús a las cuatro de la tarde en pleno mes de julio sabe los riesgos térmicos que conlleva. En Sevilla, que registró una temperatura de 47,4º C en agosto de 1946, saben algo de eso. Pues bien, un nuevo proyecto del ayuntamiento de la ciudad plantea la instalación de unas marquesinas capaces de reducir la temperatura hasta en 20º C. Las han bautizado como “refugios climáticos” y conjugan las últimas tecnologías de energía solar con soluciones venerables e intemporales como el aljibe. Te contamos cómo funciona esta solución ante el cambio climático que forma parte de una nueva generación de marquesinas con un enfoque sostenible.
Las nuevas marquesinas de autobús diseñadas por un grupo de investigadores de la Universidad de Sevilla, y cuya instalación está prevista para el año 2024, constan de cuatro elementos principales. En primer lugar, un aljibe subterráneo donde se almacena el agua fresca por la noche. En segundo lugar, un circuito cerrado por el que circula el agua durante los momentos más calurosos del día y que consta de pequeños orificios por los que sale el aire fresco. En tercer lugar, la parte superior de las marquesinas está equipada con paneles solares que se encargan de suministrar la energía para bombear el agua cuando es necesario. Por último, cada estructura consta de una serie de sensores de temperatura y detección de transeúntes.
Así, en las horas más calurosas del día, cuando un transeúnte se acerca a la parada, el sistema de bombeo extrae el agua del aljibe y la lleva hasta el elemento radiante para emitir frescor. El sistema permite mantener una sensación térmica en el interior de la marquesina de entre 20º y 24º C, aunque en el exterior se superen los 40º C. Posteriormente, el agua desciende de nuevo al aljibe y, por la noche, circula por el techo de la marquesina para refrigerarse. Por ahora, ya se están instalando los primeros depósitos de agua en una de las avenidas de la capital andaluza al objeto de iniciar la prueba piloto en el verano de 2024.
Los desarrolladores del proyecto confían en aplicar este enfoque a sistemas bioclimáticos tales como parasoles y pérgolas inteligentes instalados en patios de centros escolares para mejorar el bienestar de los alumnos a la hora del recreo o en la práctica de actividades deportivas.
Además de utilizar soluciones tecnológicas para protegerse de las inclemencias del cambio climático, las ciudades deberán liderar la sostenibilidad y la descarbonización. Junto con la nueva movilidad urbana sostenible, la clave residirá en la implantación del concepto de Smart city, que optimizará el consumo energético de los edificios, la gestión del agua y el control del tráfico gracias a la inteligencia artificial y el Internet de las Cosas (IoT).
Uno de los ejemplos es el trabajo llevado a cabo en otra ciudad española como es Gijón. Una de las claves del proyecto emprendido en la ciudad asturiana es la gestión integral e inteligente del suministro y la gestión energética, eléctrica y térmica, del alumbrado público y de los edificios e instalaciones municipales, así como el uso de tecnologías IoT. Se calcula que estas medidas reducirán en un 68 % el consumo eléctrico de los servicios municipales y el alumbrado público, y que las emisiones de CO2 desciendan, al menos, un 30 %.
Fuente: ImnovationHub
Leave a Reply